La “carne” en el contexto bíblico y espiritual se refiere a nuestra naturaleza humana caída y pecaminosa, que está en oposición a Dios y a su voluntad. La carne representa nuestros deseos egoístas, nuestras pasiones y nuestras inclinaciones pecaminosas que nos apartan de Dios y nos llevan a vivir de manera contraria a sus mandamientos.

SOMETIENDO NUESTRA CARNE A LA VOLUNTAD DE DIOS

Aunque nosotros como cristianos hemos aceptado a Jesucristo como nuestro Salvador y hemos sido redimidos de la esclavitud del pecado, la carne sigue viva en nosotros porque todavía vivimos en un cuerpo mortal y caído. La vida cristiana es un proceso de santificación, en el cual los creyentes aprenden a someter su naturaleza carnal a la voluntad de Dios a través de la obra del Espíritu Santo en sus vidas.

La lucha entre la carne y el Espíritu es una parte normal y continua de la vida cristiana. El apóstol Pablo describe esta lucha en Romanos 7 y Gálatas 5, explicando cómo los deseos de la carne están en constante conflicto con los deseos del Espíritu Santo. Para vencer esta lucha, los cristianos deben depender del poder del Espíritu Santo, renovar sus mentes con la Palabra de Dios y someter sus deseos y acciones a la dirección del Espíritu.

A medida que los creyentes crecen en su fe y en su relación con Dios, la influencia de la carne disminuye y el fruto del Espíritu (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza) se manifiesta con mayor evidencia en sus vidas. Esto es lo que significa “caminar en el Espíritu” y no en la carne (Gálatas 5:16).

El Espíritu Santo nos ayuda a caminar venciendo la carne:

  1. Nos da poder para vencer el pecado: Romanos 8:13 – “Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.”

  2. Produce fruto en nuestra vida: Gálatas 5:22-23 – “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.”

  3. Nos guía en la verdad: Juan 16:13 – “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.”

  4. Renueva nuestra mente: Romanos 12:2 – “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”

  5. Nos ayuda en nuestra debilidad y ora por nosotros: Romanos 8:26 – “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.”

  6. Nos capacita para servir a Dios y a otros: 1 Corintios 12:7 – “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.”

  7. Nos convence de pecado y nos lleva al arrepentimiento: Juan 16:8 – “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.”

  8. Nos da paz y gozo en medio de las dificultades: Romanos 14:17 – “Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.”

Estos son solo algunos ejemplos de cómo el Espíritu Santo trabaja en nuestras vidas para ayudarnos a no vivir en la carne, sino a caminar según el Espíritu y crecer en nuestra relación con Dios.

TOMEMOS ACCIÓN

Para no vivir según la carne, nosotros, como creyentes, debemos rendirnos al Espíritu Santo, permitiendo que Él nos guíe y transforme nuestras vidas. Al sumergirnos en la Palabra de Dios, orar, fomentar la comunión con otros creyentes, servir a Dios y a los demás en amor, y cultivar el fruto del Espíritu, estaremos cooperando activamente con el Espíritu Santo para crecer en nuestra relación con Dios y liberarnos del dominio de la carne.

ORACIÓN

Señor Dios, te agradecemos por enviarnos al Espíritu Santo para guiarnos, fortalecernos y transformarnos en nuestra vida cristiana. Reconocemos nuestra necesidad de depender de Él para vencer la carne y sus deseos. Te pedimos que nos ayudes a rendirnos completamente a la dirección del Espíritu Santo y a abrir nuestros corazones y mentes para recibir la sabiduría y la verdad que Él quiere enseñarnos.

Padre, te rogamos que nos enseñes a caminar en el Espíritu, permitiendo que nuestras vidas sean un testimonio del poder de tu amor y gracia. Ayúdanos a crecer en nuestra relación contigo, a fomentar la comunión con otros creyentes y a servir a los demás en amor y humildad. Que el fruto del Espíritu se manifieste en nuestras vidas, reflejando tu carácter y glorificando tu nombre en todo lo que hacemos. En el nombre de Jesús, amén.

Ministerio Maná