Es cierto que nuestra naturaleza pecaminosa, conocida como la carne, se deriva de la caída de Adán y Eva. Esta naturaleza nos hace propensos a cometer pecados y ceder a las tentaciones. Sin embargo, al reconocer y aceptar a Cristo en nuestras vidas, podemos experimentar una transformación que nos permite resistir los deseos de la carne.

CON CRISTO Y VIVIENDO EN EL ESPÍRITU

Cuando Cristo está en el centro de nuestra vida, somos capacitados por el Espíritu Santo para vencer nuestra naturaleza pecaminosa y vivir de acuerdo con los principios y valores del Reino de Dios. A medida que permitimos que el Espíritu Santo obre en nosotros, comenzamos a ver evidencia de Su presencia y poder a través de la manifestación del fruto del Espíritu, como el amor, el gozo, la paz, la paciencia, la bondad, la benignidad, la fe, la mansedumbre y la templanza. A través de nuestra relación con Cristo y la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, podemos vivir victoriosos sobre la carne y caminar en la plenitud del propósito de Dios para nosotros.

En Gálatas 5:19-21, el apóstol Pablo nos proporciona una lista de pecados que son manifestaciones de nuestra naturaleza pecaminosa, también conocida como “obras de la carne”. Estos pecados incluyen:

  • Inmoralidad sexual
  • Impureza
  • Lascivia
  • Idolatría
  • Hechicería
  • Enemistades
  • Pleitos
  • Celos
  • Enojo
  • Rivalidades
  • Disensiones
  • Herejías
  • Envidias
  • Homicidios
  • Borracheras
  • Orgías

Pablo advierte que aquellos que practican estas cosas no heredarán el Reino de Dios (Gálatas 5:21). Si nos encontramos cediendo a estos pecados, significa que estamos siendo gobernados por nuestra naturaleza pecaminosa y no estamos caminando en el Espíritu.

Es crucial reconocer estos pecados y luchar en contra de ellos, permitiendo que el Espíritu Santo nos guíe en nuestra vida diaria y nos ayude a vencer nuestra naturaleza pecaminosa. Al caminar en el Espíritu, podemos experimentar la manifestación del fruto del Espíritu en nuestras vidas y vivir de una manera que glorifica a Dios y refleja su carácter.


Para vencer nuestra naturaleza pecaminosa y caminar en el Espíritu, hay algunas tareas que debemos realizar:

  1. Entregarnos a Cristo: Debemos reconocer nuestra necesidad de un Salvador, arrepentirnos de nuestros pecados y aceptar a Jesucristo como Señor y Salvador de nuestras vidas. Al hacerlo, recibimos el perdón de Dios y la promesa de vida eterna.
  2. Crear un estilo de vida caminando en el Espíritu: Para dejar de vivir en la carne y comenzar a caminar en el Espíritu, es necesario que tomemos medidas conscientes y deliberadas para cambiar nuestras vidas. Esto puede incluir:
    a. Cambiar de ambiente: Alejarnos de situaciones y entornos que fomentan la tentación y el pecado, y buscar aquellos que nos ayuden a crecer espiritualmente.

    b. Cambiar de amistades: Rodearnos de personas que compartan nuestros valores cristianos y que nos animen en nuestro crecimiento espiritual, en lugar de aquellos que nos lleven a comprometer nuestra fe.

    c. Fomentar una relación diaria con Dios: Dedicar tiempo a la oración, la lectura de la Biblia y la adoración, para que nuestro espíritu sea alimentado y fortalecido.

    d. Participar en una comunidad de creyentes: Unirse a una iglesia local o grupo de estudio bíblico, donde podamos recibir enseñanza, apoyo y aliento en nuestra vida cristiana.

    e. Servir a otros: Buscar oportunidades para servir a Dios y a los demás en amor, demostrando la transformación que el Espíritu Santo está obrando en nuestras vidas.

Al realizar estas tareas, estaremos caminando en el Espíritu y no en la carne, y nuestra vida reflejará el carácter de Dios y Su amor por nosotros.



TOMEMOS ACCIÓN
Como seguidores de Cristo, es crucial que tomemos acción para rechazar las obras de la carne y caminar en el Espíritu. Esto implica un compromiso con la oración, el estudio de la Palabra de Dios, el apoyo mutuo en la comunidad de creyentes y el servicio a los demás. Al hacerlo, permitimos que el fruto del Espíritu se manifieste en nuestras vidas, glorificamos a Dios y mostramos Su amor a los demás, marcando la diferencia en el mundo y siendo un reflejo de la gracia y la misericordia de nuestro Señor.

ORACIÓN
Señor, te damos gracias por enviarnos al Espíritu Santo para guiarnos y fortalecernos en nuestra vida diaria. Reconocemos nuestras debilidades y la tentación de caer en las obras de la carne. Te pedimos que nos ayudes a resistir estas tentaciones y nos enseñes a caminar en el Espíritu, para que podamos vivir una vida que glorifique tu nombre y refleje tu amor y misericordia. Ayúdanos a sumergirnos en tu Palabra y a depender de Ti en todo momento.

Padre, te pedimos que nos bendigas con una comunidad de creyentes que nos aliente y apoye en nuestra lucha contra las obras de la carne. Que juntos podamos animarnos a permanecer firmes en la fe y a buscar tu voluntad en nuestras vidas. Fortalécenos para servir a los demás y mostrar el amor de Cristo en nuestras comunidades, para que el fruto del Espíritu se manifieste en nuestras acciones y testimonios. En el nombre de Jesús, amén.

Ministerio Maná