La niñez de Jacob fue caracterizada por su deseo constante de sobresalir y tener ventaja sobre los demás. Desde muy temprana edad, demostró una naturaleza competitiva y ambiciosa que lo llevaba a buscar siempre la victoria en todo lo que hacía. A pesar de su corta edad, Jacob comprendía la importancia de ser el mejor y hacer todo lo posible para lograrlo. Esta forma de ser, aunque a veces podía resultar frustrante para aquellos a su alrededor, era el motor que lo impulsaba a seguir adelante y a no conformarse con resultados mediocres. La historia de Jacob es un ejemplo perfecto de cómo nuestra naturaleza desde niños puede ser una gran fuerza que determine nuestro camino en la vida, pero también cuando solo pensamos en nuestro propio interés por encima de los demás se puede convertir en algo muy peligroso que puede ocasionar heridas o daños en los demás.

NUESTRA NATURALEZA

Desde pequeños, muchos de nosotros hemos experimentado una tendencia natural hacia el egoísmo y la necesidad de destacar frente a los demás. Esta tendencia se puede ver claramente en la cultura actual, donde la competencia y el éxito personal a menudo se valoran por encima de la empatía y la consideración hacia los demás. A menudo, nos encontramos rodeados de historias de personas que hacen lo que sea necesario para alcanzar sus objetivos, incluso a costa de lastimar a los demás. Este comportamiento puede ser observado en la vida cotidiana, desde la forma en que nos relacionamos con nuestros compañeros de trabajo hasta la forma en que competimos con nuestros amigos y vecinos. En este sentido, Jacob es solo un ejemplo de alguien que ha seguido esta tendencia desde su niñez, pero muchos de nosotros hemos experimentado esta misma lucha interna a lo largo de nuestras vidas.

Características de un niño egoísta:

  1. Dificultad para compartir juguetes y pertenencias con otros.
  2. Insistir en tener la última palabra o hacer todo a su manera.
  3. Mostrar enojo o frustración cuando no consiguen lo que quieren.
  4. Ser competitivos y tratar de ganar en todo momento.
  5. No prestar atención a las necesidades o sentimientos de los demás.
  6. Ser egocéntricos y hablar constantemente de sí mismos.

En Cristo entendemos que la vida no se trata de tomar ventaja y ser egoísta, sino de amar y servir a los demás. Jesús nos enseñó que el amor al prójimo es uno de los mandamientos más importantes y que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Ser egoísta va en contra de estos valores y puede llevar a una vida solitaria y vacía, en lugar de una vida llena de amor y satisfacción. Por lo tanto, es necesario ser transformados desde el egoísmo y vivir una vida centrada en el amor a los demás, siguiendo los enseñanzas de Jesús. Al hacer esto, podemos encontrar la paz interior y la verdadera felicidad que solo se puede encontrar a través de una vida centrada en Dios y en el servicio a los demás.

la transformación de la naturaleza egoísta de nuestra niñez requiere una renovación de nuestro corazón y una vida transformada por la fe en Jesucristo. La Biblia dice en Romanos 12:2 “No se conformen a este mundo, sino sean transformados por la renovación de su mente, para que prueben cuál es la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios”. Para llevar a cabo esta transformación, debemos cultivar una relación íntima con Dios a través de la oración, la meditación en su Palabra y el servicio a los demás.

Además, debemos aprender a vivir en humildad y amor hacia los demás, como dice 1 Juan 4:7-8 “Amados, amémonos los unos a los otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. Debemos buscar servir a los demás y poner sus necesidades por encima de las nuestras, como dice Filipenses 2:3-4 “No hagan nada por egoísmo o por vanagloria; más bien, humíllense, cada uno poniendo al servicio de los demás el bien que haya recibido”.

Cómo debemos cambiar nuestra naturaleza

 

Practicando la empatía:

La empatía es la capacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender sus sentimientos y perspectivas. La Biblia nos instruye a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Lucas 10:27).

Siendo generosos:

La generosidad es una virtud que va más allá de dar dinero o bienes materiales. Se trata de compartir nuestro tiempo, talentos y amor con los demás. La Biblia dice que debemos ser generosos con aquellos que lo necesitan (Hebreos 13:16).

Cultivando la humildad:

 La humildad es una actitud de reconocimiento de nuestras limitaciones y una disposición a aprender de los demás. La Biblia dice que debemos humillarnos a nosotros mismos y ser serviciales a los demás (Filipenses 2:3).

Perdonando:

El perdón es una forma de liberar a los demás y a nosotros mismos de la amargura y el resentimiento. La Biblia dice que debemos perdonar a los demás como Dios nos ha perdonado a nosotros (Mateo 6:14).

Buscando la unidad:

La unidad es una forma de vivir en armonía con los demás y trabajar juntos hacia un objetivo común. La Biblia dice que debemos hacer todo lo posible por mantener la unidad del Espíritu (Efesios 4:3).

Vivir como Cristo es el resumen de todos estos puntos y la clave para superar el egoísmo y vivir una vida plena y satisfactoria, tanto para nosotros mismos como para los demás.

TOMA ACCIÓN

La naturaleza egoísta que a menudo experimentamos desde la niñez puede ser un obstáculo en nuestro crecimiento y desarrollo como seres humanos. Sin embargo, esto no significa que estemos atrapados en esta forma de pensar y actuar. A través de una transformación personal y vivir como Cristo, podemos superar nuestros instintos egoístas y convertirnos en personas más amables, compasivas y generosas. Al hacerlo, podemos vivir una vida más plena y satisfactoria, y también ayudar a crear un mundo más amoroso y justo.

 

ORACIÓN

Dios todopoderoso, te agradecemos por tu amor y gracia en nuestras vidas. Te pedimos que nos ilumines y nos fortalezcas en nuestro camino hacia la transformación de nuestra naturaleza egoísta. Sabemos que no podemos hacerlo solos y necesitamos de tu guía y dirección para dejar atrás nuestro egoísmo y vivir como cristianos auténticos.

Te pedimos que nos des el valor y la determinación para ser humildes y servir a los demás, tal como lo hizo Jesús. Ayúdanos a ver a los demás como tú los ves, con amor y compasión, y a trabajar juntos hacia un futuro mejor para todos. Te agradecemos por tu presencia en nuestras vidas y por el poder de tu Espíritu para transformarnos y vivir una vida plena en ti. Amén.

Ministerio Maná