Hay muchas confusiones en torno al Espíritu Santo debido a diferentes interpretaciones y enseñanzas en las iglesias y tradiciones religiosas. Algunos creen que el Espíritu Santo es simplemente una energía o influencia divina, mientras que otros creen que es una persona divina separada. Durante estas semanas estaremos conociendo al Espíritu Santo estudiando las Escrituras y con su guía entenderemos Su verdadera naturaleza y propósito en nuestras vidas.

ORIGEN DEL ESPÍRITU SANTO

El Espíritu Santo es llamado el Consolador porque Jesús lo presentó como tal en Juan 14:16-17, donde dijo: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros”.

En cuanto al origen etimológico en griego, la palabra utilizada en el Nuevo Testamento para referirse al Consolador es “Paráclito” (Παράκλητος), que proviene de la raíz griega “para” (junto a) y “kalein” (llamar). En conjunto, se traduce como “uno llamado para estar al lado de alguien”, es decir, un abogado, un defensor, un consolador o un ayudante. Esta palabra también puede ser traducida como “Espíritu de Verdad” o “Espíritu Santo”.

En la antigua Grecia, el término “paráclito” se utilizaba para referirse a un abogado defensor o un asesor legal. También se utilizaba para describir a alguien que ofrecía ayuda, consuelo o apoyo en tiempos de necesidad. Este término fue utilizado en el Nuevo Testamento para describir al Espíritu Santo como el Paráclito que Jesús prometió enviar a sus discípulos después de su ascenso al cielo.

Claro, entender y ser impactado por la obra del Espíritu Santo es esencial para poder enseñar y predicar acerca de Dios con precisión y autoridad. El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, y es quien nos guía, nos consuela, nos enseña y nos ayuda a entender la Palabra de Dios. Sin la guía y dirección del Espíritu Santo, nuestras enseñanzas y predicaciones serían incompletas e incluso erróneas.

En Juan 16:13, Jesús habla sobre el papel del Espíritu Santo en guiarnos hacia la verdad: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. También en Romanos 8:26, se nos dice que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Por lo tanto, conocer y entender la obra del Espíritu Santo es esencial para poder enseñar y predicar con autoridad y precisión.

¿QUÉ SUCEDE CUANDO CONOCEMOS AL ESPÍRITU SANTO Y NOS DEJAMOS LLENAR POR ÉL?

1. Nos convence de pecado, justicia y juicio: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).

2. Nos da nueva vida: “Porque si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8).

3. Nos sella para el día de la redención: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13).

4. Nos da poder para ser testigos de Cristo: “Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).

5. Nos guía en la verdad: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber las cosas que han de venir” (Juan 16:13).

6. Nos santifica y produce fruto en nuestras vidas: “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).

7. Nos ayuda en nuestra debilidad: “De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).

8. Nos da dones espirituales para edificar la iglesia: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho común” (1 Corintios 12:7).

9. Nos transforma a la imagen de Cristo: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).

TOMEMOS ACCIÓN

Hoy quiero animarlos a tomar acción y conocer al Espíritu Santo. Él es una parte vital de nuestra fe cristiana y tiene tanto que ofrecernos. A través de Él podemos experimentar la presencia de Dios de una manera más profunda y personal. El Espíritu Santo nos guiará en el camino correcto, nos fortalecerá y nos dará la fuerza necesaria para enfrentar los desafíos de la vida. Así que, si aún no has tomado el tiempo para conocer al Espíritu Santo, te animo a hacerlo hoy mismo. Lee la Palabra de Dios, ora y pídele que te revele más de Su presencia y poder en tu vida. ¡No te arrepentirás de haber tomado esta decisión!


ORACIÓN

Querido Dios, te agradezco por el don del Espíritu Santo en mi vida. Hoy me acerco a ti con humildad, buscando una mayor comprensión y experiencia de tu Espíritu. Ayúdame a conocerlo más profundamente y a permitir que su obra transformadora se manifieste en mí.

Que tu Espíritu me guíe en mi caminar y me ayude a cumplir tu voluntad en mi vida. Que me dé fuerzas y sabiduría para ser un testigo fiel de tu amor y gracia ante los demás.

Te pido que llenes mi corazón de tu Espíritu y que me guíes en cada paso que doy. Gracias por tu amor y por la obra que haces en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.

Ministerio Maná