En la antigua Grecia, el término “paráclito” se utilizaba para referirse a un abogado defensor o un asesor legal. También se utilizaba para describir a alguien que ofrecía ayuda, consuelo o apoyo en tiempos de necesidad. Este término fue utilizado en el Nuevo Testamento para describir al Espíritu Santo como el Paráclito que Jesús prometió enviar a sus discípulos después de su ascenso al cielo.
Claro, entender y ser impactado por la obra del Espíritu Santo es esencial para poder enseñar y predicar acerca de Dios con precisión y autoridad. El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, y es quien nos guía, nos consuela, nos enseña y nos ayuda a entender la Palabra de Dios. Sin la guía y dirección del Espíritu Santo, nuestras enseñanzas y predicaciones serían incompletas e incluso erróneas.
En Juan 16:13, Jesús habla sobre el papel del Espíritu Santo en guiarnos hacia la verdad: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”. También en Romanos 8:26, se nos dice que el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Por lo tanto, conocer y entender la obra del Espíritu Santo es esencial para poder enseñar y predicar con autoridad y precisión.
¿QUÉ SUCEDE CUANDO CONOCEMOS AL ESPÍRITU SANTO Y NOS DEJAMOS LLENAR POR ÉL?
1. Nos convence de pecado, justicia y juicio: “Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8).
2. Nos da nueva vida: “Porque si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos” (Romanos 14:8).
3. Nos sella para el día de la redención: “En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13).
4. Nos da poder para ser testigos de Cristo: “Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros; y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
5. Nos guía en la verdad: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber las cosas que han de venir” (Juan 16:13).
6. Nos santifica y produce fruto en nuestras vidas: “Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5:22-23).
7. Nos ayuda en nuestra debilidad: “De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (Romanos 8:26).
8. Nos da dones espirituales para edificar la iglesia: “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho común” (1 Corintios 12:7).
9. Nos transforma a la imagen de Cristo: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor” (2 Corintios 3:18).
TOMEMOS ACCIÓN
Hoy quiero animarlos a tomar acción y conocer al Espíritu Santo. Él es una parte vital de nuestra fe cristiana y tiene tanto que ofrecernos. A través de Él podemos experimentar la presencia de Dios de una manera más profunda y personal. El Espíritu Santo nos guiará en el camino correcto, nos fortalecerá y nos dará la fuerza necesaria para enfrentar los desafíos de la vida. Así que, si aún no has tomado el tiempo para conocer al Espíritu Santo, te animo a hacerlo hoy mismo. Lee la Palabra de Dios, ora y pídele que te revele más de Su presencia y poder en tu vida. ¡No te arrepentirás de haber tomado esta decisión!
ORACIÓN
Querido Dios, te agradezco por el don del Espíritu Santo en mi vida. Hoy me acerco a ti con humildad, buscando una mayor comprensión y experiencia de tu Espíritu. Ayúdame a conocerlo más profundamente y a permitir que su obra transformadora se manifieste en mí.
Que tu Espíritu me guíe en mi caminar y me ayude a cumplir tu voluntad en mi vida. Que me dé fuerzas y sabiduría para ser un testigo fiel de tu amor y gracia ante los demás.
Te pido que llenes mi corazón de tu Espíritu y que me guíes en cada paso que doy. Gracias por tu amor y por la obra que haces en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.