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En nuestro devocional Maná, esta serie se llama “Decisiones”. Este año 2023 es un año de decisiones, es un año en el que tenemos que resolver muchas cosas en nuestras vidas y tenemos que escoger, así que empecemos.
Dice la escritura en Deuteronomio 30: 15: “mira, yo he puesto en este día delante de ti la vida y la muerte”. Todo depende de tu obediencia o de tu desobediencia. Siempre habrá que escoger. Y aquí estamos hablando de un tema supremamente importante y delicado. La vida o la muerte. ¿Qué quieres? Pero para hacer más fácil esta decisión, pensemos en términos de lo que significa la vida y la muerte. Y lo vamos a explicar de una manera muy sencilla.
La vida y la muerte se dividen en tres categorías y las encontramos en la Palabra de Dios. La muerte se divide en muerte espiritual, muerte física y muerte eterna. Cuando usted y yo leemos la palabra muerte en la Biblia es usada en el sentido de separación. Y eso, ¿qué significa? Que cuando se usa la palabra muerte en relación con el hombre, nunca significa dejar de existir. La muerte tiene su origen en el pasado, razón por la cual nos remontamos hasta el pecado y a Satanás. Porque en Romanos 5:12 se menciona este punto: “Por lo tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
Lo mismo pasa con la vida. La vida se divide en vida espiritual, vida física y vida eterna. Cuando la Palabra vida es usada en las Sagradas Escrituras, se usa en un sentido de unión, es decir, contrario a lo que es la muerte, que es separación. Y la vida viene a través del Señor Jesucristo, el cual nos dio vida en todo nuestro ser a través de su amor y sacrificio en la cruz.
La muerte física es el fin de la vida en este mundo y el fin del cuerpo físico. La Biblia nos dice en Génesis 3:19 que “en el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás”. Aunque la muerte física es inevitable para todos los seres humanos, la Biblia nos da esperanza de una resurrección en 1 Corintios 15:22 “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados”.
La muerte espiritual es la separación de Dios en el sentido espiritual. Esta muerte pasó a los hombres aún antes de la muerte física, debido al pecado. En Romanos 5:12 se menciona: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. La muerte espiritual puede ser revertida a través del arrepentimiento y la fe en Jesucristo, como se menciona en Efesios 2:1: “Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.
La muerte eterna es la separación eterna de Dios. En Juan 3:16 Jesús dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Esta escritura nos muestra que aunque todos hemos pecado y merecemos la muerte eterna, Dios nos ofrece la vida eterna a través de su Hijo Jesucristo. Sin embargo, tenemos que tomar la decisión de aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador para obtener la vida eterna. En Juan 3:36 se menciona que “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”.
La vida física es la existencia del cuerpo humano en la tierra. Aunque todos tenemos un fin físico, la Biblia nos dice que la muerte física no es el fin. 1 Corintios 15:54-57 dice: “Pero cuando este cuerpo corruptible se reviste de incorrupción, y este cuerpo mortal se reviste de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida fue la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley”.
La vida espiritual es la unión con Dios en el sentido espiritual. Este tipo de vida viene a través de la fe en Jesucristo y su sacrificio en la cruz por nuestros pecados. Romanos 5:1 dice: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
La vida eterna es la unión eterna con Dios. Esta vida también viene a través del Señor Jesucristo y se menciona en Juan 3:36: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”.
La vida eterna es un regalo que Dios nos da a través de su gracia y no algo que podamos ganar por nuestras propias acciones o buenas obras. Es una vida que comienza en el momento en que aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador y que continúa por la eternidad. Es una vida llena de paz, alegría y propósito, y está disponible para todos aquellos que pongan su fe en Jesús.
La decisión de seguir a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Salvador es una de las más importantes que tomaremos en nuestra vida. Esta decisión nos llevará por el camino de la vida eterna y la unión con Dios. Al hacer esta elección, estamos eligiendo vivir una vida llena de propósito y significado, y tener la esperanza de un futuro eterno con Dios.
Por otro lado, si rechazamos a Jesucristo y decidimos no seguirle, estamos eligiendo el camino de la muerte eterna y la separación de Dios. Esta elección nos llevará por un camino de oscuridad y dolor, y nos privará de la vida eterna y la paz que solo Dios puede ofrecer.
Es importante recordar que Dios nos ha dado libre albedrío y nos ha dejado la elección de seguirle o no. Pero también es importante entender las consecuencias de nuestras decisiones y elegir sabiamente. Te animo a que reflexiones sobre tu vida y tomes la decisión de seguir a Jesucristo y aceptarlo como tu Salvador hoy mismo. La recompensa de vivir una vida con Dios es indescriptible y vale la pena tomar esta elección sabia y significativa.
Padre celestial, te agradezco por tu amor y tu gracia. Sé que tienes planes maravillosos para mi vida y quiero seguir tus caminos. Ayúdame a tomar decisiones sabias y en tu tiempo, guiándome por tu Espíritu Santo. No quiero tomar decisiones basadas en mis propias emociones o deseos, sino que quiero seguir tu voluntad para mi vida, te pido que me llenes del Espíritu Santo y que me dé la sabiduría y discernimiento para elegir el camino de la vida eterna contigo. Te entrego mi vida y mis decisiones en tus manos y te pido que me guíes a través de ellas. En el nombre de Jesús, amén.