Después de estos 14 años de paciencia y disciplina, Jacob decidió dejar la casa de Labán y regresar a su tierra natal (Génesis 31:1-3). Durante su viaje de regreso, Jacob tuvo un encuentro con Dios (Génesis 32:24-32) y fue renombrado como Israel, que significa “el que lucha con Dios”.
Este encuentro con Dios cambió la vida de Jacob para siempre. Ya no era astuto y engañoso, sino que había sido transformado en un hombre piadoso y humilde (Génesis 33:1-11). La paciencia y la disciplina que demostró durante su tiempo con Labán fueron claves para su transformación y lo ayudaron a convertirse en la persona que Dios quería que fuera (Génesis 32:28).
En nuestra propia vida, la paciencia y la disciplina son cruciales para ser transformados por Dios. La Biblia dice: “Porque todo lo que es bueno y perfecto viene de arriba, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación” (Santiago 1:17) y “A todo el que a mi se aferra, yo lo fortaleceré” (Isaías 41:10). Debemos esperar con paciencia y tener una actitud de disciplina en nuestra relación con Dios para ser transformados por él.
LA ACTITUD
Algunos pueden experimentar una transformación más rápida, mientras que otros pueden requerir más tiempo. Lo más importante es mantener una buena actitud que implique la humildad y de apertura a la transformación, este factor es la clave en el proceso de transformación en Dios. Nuestra disposición hacia Dios, hacia nosotros mismos y hacia los demás puede acelerar o retrasar nuestro progreso espiritual. La paciencia y la humildad son valores críticos para que la transformación tenga lugar. Si estamos dispuestos a esperar en Dios y a confiar en su plan perfecto, estaremos más abiertos a las bendiciones y las lecciones que él tiene para nosotros.
Por otro lado, una actitud negativa, impaciente o arrojada puede obstaculizar nuestro crecimiento espiritual. Estas actitudes pueden hacernos sentir frustrados y nos impiden ver la transformación que está teniendo lugar en nosotros.
La transformación es un viaje a largo plazo que requiere dedicación y perseverancia. Al igual que Jacob, a veces necesitamos esperar en Dios durante un tiempo antes de ver los resultados de nuestro crecimiento espiritual. Sin embargo, si mantenemos una actitud positiva y confiamos en Dios, podemos estar seguros de que Él trabajará en nosotros de una manera maravillosa.
Qué Se Requiere Llevar en Nuestro Viaje Hacia la Transformación
Confianza en Dios: “Confía en el Señor con todo tu corazón y no en tu propia inteligencia; reconoce sus caminos y él te dirigirá.” Proverbios 3:5-6
Paciencia: “Se paciente, porque vienen los tiempos buenos, pero también tendrás que esperar con paciencia las dificultades.” Santiago 5:7-8
Oración: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Mateo 7:7
Busca de Dios: “Buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán dadas por añadidura.” Mateo 6:33
Fe: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Filipenses 4:13
Aceptación de su voluntad: “Que vuestra voluntad se haga en la tierra como en el cielo.” Mateo 6:10
Dedicación: “Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna.” Mateo 19:29
Amor a Dios: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.” Deuteronomio 6:5
La transformación requiere una relación profunda con Dios. Jacob tenía una relación cercana con Dios, y esa relación le permitió ser transformado a lo largo del tiempo.
TOMEMOS ACCIÓN
El ejemplo de Jacob nos enseña que la transformación espiritual puede ser un proceso lento y desafiante, pero también nos muestra que si estamos dispuestos a seguir adelante y a trabajar duro, Dios estará con nosotros en todo momento. La paciencia y la disciplina que Jacob demostró durante sus 14 años de trabajo arduo son un ejemplo para nosotros de cómo debemos perseverar en nuestra búsqueda de la transformación espiritual. A pesar de los obstáculos y las dificultades, Jacob nunca perdió la fe en Dios y siempre buscó su dirección. Como resultado, fue transformado de un hombre astuto y engañoso a un hombre piadoso y humilde.
Debemos seguir el ejemplo de Jacob y permitir que Dios trabaje en nosotros. Debemos estar dispuestos a tomar acción y a trabajar duro para crecer espiritualmente, y estar preparados para esperar y trabajar arduamente hasta que veamos la transformación que Dios tiene planeada para nosotros.
ORACIÓN
Querido Dios, te pedimos perdón por no haber tomado la decisión de buscar tu transformación en nuestras vidas hasta ahora. Nos arrepentimos de no haber sido más conscientes de nuestra responsabilidad de crecer espiritualmente y de no haber hecho el esfuerzo necesario para hacerlo. Te pedimos que nos perdones por cualquier negligencia o descuido en este aspecto de nuestras vidas.
Hoy, nos comprometemos a hacer los cambios necesarios para permitirte transformarnos en la persona que tú quieres que seamos. Nos comprometemos a buscarte con un corazón abierto y dispuesto a aprender y crecer. Nos comprometemos a esperar pacientemente y a trabajar arduamente hasta que veamos la transformación que tú tienes planeada para nosotros. Gracias, Dios, por tu gracia y tu amor incondicional. Amén.