La pregunta acerca de dónde estuvo Jesús durante los tres días y tres noches después de su muerte en la cruz ha sido objeto de debate teológico a lo largo de la historia del cristianismo. En este artículo, exploraremos las perspectivas bíblicas y teológicas que nos ayudarán a comprender este misterio central de la fe cristiana.

LA OBRA REDENTORA

Aunque el tema de dónde estuvo Jesús durante los tres días y tres noches después de su muerte puede ser un misterio para muchos, las Escrituras y la teología cristiana nos proporcionan algunas pistas que nos ayudan a comprender este evento trascendental. Al explorar estas enseñanzas, nos acercamos a la comprensión de la obra redentora de Cristo y fortalecemos nuestra fe en su resurrección y la promesa de vida eterna.

  1. Las Escrituras y el descenso al Hades: La referencia principal a este tema se encuentra en 1 Pedro 3:18-20, donde se menciona que Jesús fue “al Hades” o “al lugar de los espíritus en prisión” para predicar a los espíritus desobedientes que habían sido juzgados en tiempos antiguos. Esta enseñanza se relaciona con la creencia de que Jesús liberó a los justos del Antiguo Testamento que estaban esperando su redención.

  2. El Credo de los Apóstoles y el descenso al infierno: El Credo de los Apóstoles, una declaración temprana de la fe cristiana, afirma que Jesús “descendió al infierno”. Sin embargo, es importante señalar que la palabra “infierno” en este contexto no se refiere al lugar de castigo eterno, sino más bien al “Hades” o “Sheol”, el lugar de los muertos en la cosmología judía.

  3. La reconciliación de Cristo con la humanidad: Durante su tiempo en el Hades, se cree que Jesús proclamó la victoria sobre la muerte y el pecado, cumpliendo así su misión de redimir a la humanidad. En Colosenses 2:15, Pablo describe cómo Jesús “despojó a los poderes y autoridades, y los expuso públicamente al triunfar sobre ellos en la cruz”.

  4. La resurrección y la esperanza cristiana: La resurrección de Jesús al tercer día es la culminación de su obra redentora y el fundamento de la esperanza cristiana en la vida eterna. Como escribe Pablo en 1 Corintios 15:17, “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe, aún estáis en vuestros pecados”.

    TOMEMOS ACCIÓN

    Es momento de poner en práctica la comprensión adquirida sobre la obra redentora de Jesucristo en nuestra vida y permitir que este conocimiento transforme nuestras acciones diarias. A medida que nos esforcemos por vivir en conformidad con los principios y enseñanzas de Jesús, busquemos oportunidades para compartir su amor y mensaje de salvación con aquellos que nos rodean. Además, nunca olvidemos la importancia de nutrir nuestra relación con Dios a través de la oración y el estudio de las Escrituras, para que nuestra fe se fortalezca y podamos ser verdaderos portadores de su luz en el mundo.

    ORACIÓN

    Señor, te damos gracias por el sacrificio de Jesucristo en la cruz y su obra redentora en nuestra vida. Ayúdanos a profundizar en la comprensión de los misterios de nuestra fe y a ser testigos valientes de tu amor y misericordia en el mundo. Amén.

Ministerio Maná